Дон Кихот (роман): различия между версиями

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Строка 20:
Король сей же час велит всем присутствующим попробовать свои силы, но к вящей славе своей устоит до конца и выдержит это испытание один лишь рыцарь-гость, чем несказанно обрадует инфанту, и инфанта почтет себя счастливою и вознагражденною за то, что она столь высоко устремила и вперила взоры души своей. Но это ещё не все: король или же князь, все равно — кто бы он ни был, ведет кровопролитную войну с другим, таким же могущественным, как и он, и рыцарь-гость по прошествии нескольких дней, проведенных им при дворе, попросит у него дозволения послужить ему на поле брани. Король весьма охотно согласится, и рыцарь в благодарность за оказанное благодеяние почтительно поцелует ему руки. В ту же ночь он простится со своей госпожою инфантою через решетку сада, куда выходят окна её опочивальни, через ту самую решетку, через которую он уже не раз с нею беседовал с ведома и при содействии служанки, пользующейся особым её доверием. Он вздохнет, ей станет дурно, служанка принесет воды и, опасаясь за честь своей госпожи, будет сильно сокрушаться, ибо утро, мол, близко и их могут увидеть. Наконец инфанта придет в себя и через решетку протянет рыцарю белые свои руки, и тот покроет их поцелуями и оросит слезами. Они условятся между собою, как им уведомлять друг друга обо всем хорошем и дурном, что с ними случится, и принцесса станет умолять его возвратиться как можно скорее. Рыцарь торжественное дает обещание, снова целует ей руки и уходит от неё в таком отчаянии, что кажется, будто он вот сейчас умрет. Он удаляется к себе, бросается на свое ложе, но скорбь разлуки гонит от него сон, и он встает чуть свет и идет проститься с королем, королевою и инфантою. Но вот он простился с королем и с королевою, и тут ему говорят, что сеньора инфанта нездорова и не может его принять. Рыцарь догадывается, что причиной тому — боль от расставания с ним, и сердце у него разрывается на части, и ему стоит огромных усилий не выдать себя. Здесь же находится служанка-наперсница, — она все замечает и спешит доложить своей госпоже, и та встречает её со слезами на глазах и говорит, что ей так тяжело не знать, кто её рыцарь и королевского он рода или нет. Служанка уверяет её, что учтивость, изящество и храбрость, какие выказал её рыцарь, суть приметные свойства человека, принадлежащего к знатному, королевскому роду. Изнывавшая инфанта утешилась. Дабы не возбудить подозрений у родителей, она пересиливает себя и спустя два дня выходит на люди. Рыцарь между тем уже уехал. Он сражается на войне, побеждает врагов короля, завоевывает множество городов, выигрывает множество сражений, возвращается ко двору, видится со своею повелительницею в обычном месте и сообщает ей, что в награду за оказанные услуги он намерен просить у короля её руки. Король не согласен выдать её за него, ибо не знает, кто он таков. Однако ж то ли он похитил её, то ли каким-либо другим путем, но только инфанта становится его женою, и отец её в конце концов почитает это за великое счастье, ибо ему удается установить, что рыцарь тот — сын доблестного короля какого-то там королевства, — думаю, что на карте оно не обозначено. Король умирает, инфанта — наследница, рыцарь в мгновение ока становится королем. Вот когда наступает время осыпать милостями оруженосца и всех, кто помог ему столь высокого достигнуть положения: он женит оруженосца на служанке инфанты, разумеется, на той самой, которая была посредницею в их сердечных делах, — при этом оказывается, что она дочь весьма родовитого герцога.|Оригинал=-Digo, pues, señor -respondió Sancho-, que, de algunos días a esta parte, he considerado cuán poco se gana y granjea de andar buscando estas aventuras que vuestra merced busca por estos desiertos y encrucijadas de caminos, donde, ya que se venzan y acaben las más peligrosas, no hay quien las vea ni sepa; y así, se han de quedar en perpetuo silencio, y en perjuicio de la intención de vuestra merced y de lo que ellas merecen. Y así, me parece que sería mejor, salvo el mejor parecer de vuestra merced, que nos fuésemos a servir a algún emperador, o a otro príncipe grande que tenga alguna guerra, en cuyo servicio vuestra merced muestre el valor de su persona, sus grandes fuerzas y mayor entendimiento; que, visto esto del señor a quien sirviéremos, por fuerza nos ha de remunerar, a cada cual según sus méritos, y allí no faltará quien ponga en escrito las hazañas de vuestra merced, para perpetua memoria. De las mías no digo nada, pues no han de salir de los límites escuderiles; aunque sé decir que, si se usa en la caballería escribir hazañas de escuderos, que no pienso que se han de quedar las mías entre renglones.
-No dices mal, Sancho -respondió don Quijote-; mas, antes que se llegue a ese término, es menester andar por el mundo, como en aprobación, buscando las aventuras, para que, acabando algunas, se cobre nombre y fama tal que, cuando se fuere a la corte de algún gran monarca, ya sea el caballero conocido por sus obras; y que, apenas le hayan visto entrar los muchachos por la puerta de la ciudad, cuando todos le sigan y rodeen, dando voces, diciendo: ''Éste es el Caballero del Sol'', o de la Sierpe, o de otra insignia alguna, debajo de la cual hubiere acabado grandes hazañas. ''Éste es -dirán— el que venció en singular batalla al gigantazo Brocabruno de la Gran Fuerza; el que desencantó al Gran Mameluco de Persia del largo encantamento en que había estado casi novecientos años''. Así que, de mano en mano, irán pregonando tus hechos, y luego, al alboroto de los muchachos y de la demás gente, se parará a las fenestras de su real palacio el rey de aquel reino, y así como vea al caballero, conociéndole por las armas o por la empresa del escudo, forzosamente ha de decir: ''¡Ea, sus! ¡Salgan mis caballeros, cuantos en mi corte están, a recebir a la flor de la caballería, que allí viene!'' A cuyo mandamiento saldrán todos, y él llegará hasta la mitad de la escalera, y le abrazará estrechísimamente, y le dará paz besándole en el rostro; y luego le llevará por la mano al aposento de la señora reina, adonde el caballero la hallará con la infanta, su hija, que ha de ser una de las más fermosas y acabadas doncellas que, en gran parte de lo descubierto de la tierra, a duras penas se pueda hallar.
Sucederá tras esto, luego en continente, que ella ponga los ojos en el caballero y él en los della, y cada uno parezca a otro cosa más divina que humana; y, sin saber cómo ni cómo no, han de quedar presos y enlazados en la intricable red amorosa, y con gran cuita en sus corazones por no saber cómo se han de fablar para descubrir sus ansias y sentimientos. Desde allí le llevarán, sin duda, a algún cuarto del palacio, ricamente aderezado, donde, habiéndole quitado las armas, le traerán un rico manto de escarlata con que se cubra; y si bien pareció armado, tan bien y mejor ha de parecer en farseto. Venida la noche, cenará con el rey, reina e infanta, donde nunca quitará los ojos della, mirándola a furto de los circustantes, y ella hará lo mesmo con la mesma sagacidad, porque, como tengo dicho, es muy discreta doncella. Levantarse han las tablas, y entrará a deshora por la puerta de la sala un feo y pequeño enano con una fermosa dueña, que, entre dos gigantes, detrás del enano viene, con cierta aventura, hecha por un antiquísimo sabio, que el que la acabare será tenido por el mejor caballero del mundo. Mandará luego el rey que todos los que están presentes la prueben, y ninguno le dará fin y cima sino el caballero huésped, en mucho pro de su fama, de lo cual quedará contentísima la infanta, y se tendrá por contenta y pagada además, por haber puesto y colocado sus pensamientos en tan alta parte. Y lo bueno es que este rey, o príncipe, o lo que es, tiene una muy reñida guerra con otro tan poderoso como él, y el caballero huésped le pide (al cabo de algunos días que ha estado en su corte) licencia para ir a servirle en aquella guerra dicha. Darásela el rey de muy buen talante, y el caballero le besará cortésmente las manos por la merced que le face. Y aquella noche se despedirá de su señora la infanta por las rejas de un jardín, que cae en el aposento donde ella duerme, por las cuales ya otras muchas veces la había fablado, siendo medianera y sabidora de todo una doncella de quien la infanta mucho se fiaba. Sospirará él, desmayaráse ella, traerá agua la doncella, acuitaráse mucho porque viene la mañana, y no querría que fuesen descubiertos, por la honra de su señora. Finalmente, la infanta volverá en sí y dará sus blancas manos por la reja al caballero, el cual se las besará mil y mil veces y se las bañará en lágrimas. Quedará concertado entre los dos del modo que se han de hacer saber sus buenos o malos sucesos, y rogarále la princesa que se detenga lo menos que pudiere; prometérselo ha él con muchos juramentos; tórnale a besar las manos, y despídese con tanto sentimiento que estará poco por acabar la vida. Vase desde allí a su aposento, échase sobre su lecho, no puede dormir del dolor de la partida, madruga muy de mañana, vase a despedir del rey y de la reina y de la infanta; dícenle, habiéndose despedido de los dos, que la señora infanta está mal dispuesta y que no puede recebir visita; piensa el caballero que es de pena de su partida, traspásasele el corazón, y falta poco de no dar indicio manifiesto de su pena. Está la doncella medianera delante, halo de notar todo, váselo a decir a su señora, la cual la recibe con lágrimas y le dice que una de las mayores penas que tiene es no saber quién sea su caballero, y si es de linaje de reyes o no; asegúrala la doncella que no puede caber tanta cortesía, gentileza y valentía como la de su caballero sino en subjeto real y grave; consuélase con esto la cuitada; procura consolarse, por no dar mal indicio de sí a sus padres, y, a cabo de dos días, sale en público. Ya se es ido el caballero: pelea en la guerra, vence al enemigo del rey, gana muchas ciudades, triunfa de muchas batallas, vuelve a la corte, ve a su señora por donde suele, conciértase que la pida a su padre por mujer en pago de sus servicios. No se la quiere dar el rey, porque no sabe quién es; pero, con todo esto, o robada o de otra cualquier suerte que sea, la infanta viene a ser su esposa y su padre lo viene a tener a gran ventura, porque se vino a averiguar que el tal caballero es hijo de un valeroso rey de no sé qué reino, porque creo que no debe de estar en el mapa. Muérese el padre, hereda la infanta, queda rey el caballero en dos palabras. Aquí entra luego el hacer mercedes a su escudero y a todos aquellos que le ayudaron a subir a tan alto estado: casa a su escudero con una doncella de la infanta, que será, sin duda, la que fue tercera en sus amores, que es hija de un duque muy principal.|Автор=|Комментарий=XXI; образец развёрнутой пародии на [[w:куртуазная литература|куртуазнаякуртуазную литературу]]}}
 
{{Q|Естествоиспытатели рассказывают, что у горностая белоснежная шерсть и что когда охотники за этим зверьком охотятся, то пускаются на такую хитрость: выследив, куда он имеет обыкновение ходить, они мажут эти места грязью, затем спугивают его и гонят прямо туда, а горностай, как скоро заметит грязь, останавливается, ибо предпочитает сдаться и попасться в руки охотника, нежели, пройдя по грязи, запачкаться и потерять белизну, которая для него дороже свободы и самой жизни. Верная и честная жена — это горностай, честь же её чище и белее снега, и кто хочет, чтобы она не погубила её, а, напротив того, сохранила и сберегла, тому не следует применять способ, к коему прибегают охотники на горностая, не должно подводить её к грязи подарков и услуг навязчивых поклонников, — может статься, даже наверное, по природе своей она недостаточно добродетельна и стойка, чтобы без посторонней помощи брать и преодолевать препятствия, необходимо устранить их с её пути и подвести её к чистоте добродетели и той прелести, которую заключает в себе добрая слава. (часть 1, глава)|Оригинал=|Автор=Лотарио (персонаж ''повести о Безрассудно-любопытном'')|Комментарий=XXIII}}